miércoles, 18 de febrero de 2015

Llevo pensándolo desde hace tiempo.

Me di un par de años para largarme, pero he encontrado dentro de esta canción inoportuna un motivo para confundir o iluminar, directamente a las páginas de una mente intranquila que continuará en el rumbo de la locura esperando a que ocurra un pequeño cambio para que el viento sople a favor, impaciente y resistente sobre la vela mayor. en una colección de símbolos ordenados aleatoriamente de un barco solitario en un propio océano anclado por la corriente en el vuelo de la sombra marina, pintada por miles de tonos por debajo de las olas de plumas de quetzal. Todo cubriendo una indefensa necesidad resumidas en un compendio de pensamientos, ideas y sensaciones que simplemente ocurren, carentes de todo disidente de nada. Todos los pensamientos unidos a ideas e ideales se perderán en la belleza del instante. Elegir del mapa un lugar sin nombre a donde ir. Sin el arte de amar y remar a la vez. La goleta, la bandera, tibias y calaveras todo al fondo del mar.


Axel

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